León siempre ha sido tierra de paso hacia otros destinos que parecían más atractivos, como Galicia, Asturias o Cantabria.
Pero adentrarse en la provincia es descubrir la magia de sus tierras, sus gentes, sus fuertes contrastes que van desde llanuras castellanas, infinitas, hasta montañas de verdes pastos y hermosos valles. Es como si esta provincia se mimetizara con las mas cercanas: con las lluviosas y enigmáticas gallegas, o con el casi perenne verde asturiano, o con la montañosa cántabra, o con las llanuras rasas de otras tres provincias castellanas.
Leon, recia y hermosa, cargada de historia, cabeza de "Castilla la Vieja", cuna de reyes y reinas, guarda un valioso patrimonio histórico difícil de abarcar. Y sus construcciones, su arte, civil y religioso, nos pasea por siglos de historia. Pero no de menor importancia lo es su patrimonio natural que atrapa al viajero que se interna por sus tierras, que camina por sus valles, que asciende por sus cimas.
De una vecina leonesa, dura y recia, que acompañó trozos de mi niñez cuando mi madre la leía las cartas por que era analfabeta, oí por primera vez lo de "subir a una braña" y supe lo que era años después.